¿Voy a recuperar la erección o me quedaré así para siempre?
¿Mi pareja va a dejar de quererme y se va a ir con otro o con otra?
¿Soy un fracasado?
¿Solo me pasa a mi?
¿El sexo ha dejado de interesarme?
¿Soy incapaz de controlar mi eyaculación?
¿Soy incapaz de sentir placer?
Si estas son las cuestiones que te preocupan, puede que estemos ante un problema sexual.
La sexualidad es un aspecto fundamental en el ser humano.
Vivir una sexualidad plena es importante y vital para el adecuado desarrollo del individuo.
Los especialistas de CAPS sexología participan activamente en la promoción de la salud sexual de hombres y mujeres.
Es por ello que si el sexo se transforma en una situación cargada de ansiedad, la cual empiezas a querer evitar, en miedo al fracaso, en angustia por no disfrutar ni que tu pareja disfrute contigo, plantéate consultar con un profesional y trabajar tu problema.
La respuesta sexual puede verse alterada ante cualquier contratiempo de nuestra vida. Situaciones de estrés laboral, problemas en el entorno familiar o social.
Es importante no asustarse si ante este tipo de problemas notamos que nuestro deseo o excitación no es el que era.
Es fundamental no generar ideas equivocadas acerca de lo que sucede con nuestro cuerpo, que nos parece que ha dejado de responder. Estas ideas conllevan frustración, bajada de autoestima y problemas de pareja.
Existe una disfunción sexual cuando se alteran una o más fases de la respuesta sexual humana: deseo, excitación, orgasmo y resolución.
Este esquema no es un mecanismo perfecto, ya que las fases de la respuesta sexual pueden alterar su orden, saltearse o suspenderse, pero pueden servirte de guía para clarificar tus dudas.
Son muchas y diversas las causas de las disfunciones sexuales, siendo lo más frecuente la multicausalidad:
Factores psicológicos interpersonales: los más frecuentes, los problemas de pareja, que se suelen dar cuando no se sabe resolver un problema sexual por una deficiente comunicación y se hace responsable al otro.
Factores psicológicos personales: falta de educación sexual, creencias erróneas con respecto al sexo, miedo al fracaso, ansiedad de ejecución, el rol de espectador, estrés y problemas psicológicos.
Factores biológicos: existen varias patologías, enfermedades médicas y fármacos que interfieren en los procesos de la respuesta sexual.
Entre los problemas sexuales más comunes tanto en hombres como en mujeres destacamos:
Trastornos sexuales masculinos:
Disfunción eréctil: La disfunción eréctil (DE) es la incapacidad persistente de conseguir y mantener una erección que permita una relación sexual satisfactoria. Se trata de un problema que tiene un impacto significativo en la calidad de vida de las personas afectadas y en la de sus parejas.
Eyaculación inhibida o retardada: La eyaculación retardada es menos frecuente que la disfunción eréctil o eyaculación precoz. El hombre logra excitarse, consigue una buena erección, pero no es capaz de desencadenar le reflejo eyaculatorio.
Eyaculación precoz: La Eyaculación Precoz es el trastorno sexual más frecuente en hombres. Se trata de la incapacidad de controlar voluntariamente el reflejo eyaculatorio, es decir que la eyaculación se presenta sin poder lograr su control.
Trastornos sexuales femeninos más frecuentes:
Anorgasmia: Se define como la incapacidad de alcanzar un orgasmo a pesar de tener deseo y excitación sexual. Existen todas las condiciones físicas y emocionales para lograrlo. Se trata de una de las disfunciones más frecuentes en las mujeres.
Vaginismo: Esta disfunción sexual se caracteriza por un espasmo involuntario de los músculos que rodean la entrada vaginal. Las mujeres suelen tener miedo al coito y a la penetración. Este miedo hace que los intentos sean desagradables y dolorosos.
Dispareunia: Se define como la aparición de dolor intenso, bien al principio, bien a lo largo o al final del coito.
Trastornos sexuales que afectan tanto a hombres como a mujeres:
Deseo sexual inhibido: Se caracteriza porque la persona carece de apetito sexual, no se siente atraída por el sexo ni por la posibilidad de poder llevar a cabo conductas sexuales. La persona no busca interacciones sexuales pese a que puedan ser accesibles y a que su capacidad sexual no está alterada. Esta falta de deseo no sólo se refiere la coito sino también puede incluir la masturbación, fantasías y pensamientos de naturaleza sexual.
Aversión sexual: Rechazo o evitación del contacto sexual: La persona que lo padece experimenta una fuerte ansiedad o miedo al intentar la relación sexual. Si la persona vive en pareja tiende a evitar todo tipo de situaciones que considere incitadoras de un encuentro sexual. Se ponen en marcha las estrategias más diversas para esquivar al otro: ausentarse de la casa, descuidar el aspecto físico para no resultar atractivos/as o acostarse pronto.
Psicóloga especialista en parejas.